El Valencia fue a Sevilla a por la Copa y destronó al Barça. No es un torneo cualquiera que se pueda jugar con el escudo, no alcanza con disputar solo media hora ni aun siendo el Barcelona, el más laureado con 30 títulos, campeón de las últimas cuatro ediciones, sino que exige el punto de nervio y fiebre que siempre tuvo el equipo de Marcelino. Jugó el Valencia con mucha aplicación defensiva, una gran determinación en ataque y un fuego selectivo cada vez que armó el remate ante Cillessen hasta que se vio vencedor y a punto estuvo de perder por el inconformismo de Piqué y de Messi. El club de Mestalla no podía tener un regalo más bonito en su centenario que la Copa del Rey.
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