Aparecen por un extremo de la calle dos veinteañeros altos, de peinado atrevido y tobillo descubierto, acompañados por un hombre grave de traje y corbata, y enseguida el pelotón de periodistas que vigila la puerta de la comisaría provincial de Huesca sospecha que son futbolistas. Han cambiado muchas cosas en la ciudad con la Operación Oikos: este miércoles bastaba caminar acompañado de un abogado para ser un presunto jugador de fútbol.
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