El amaño de un partido de fútbol no tiene un precio fijo. “Depende de la importancia del partido y del número de futbolistas que haya que pagar para cometer el fraude”, señalan fuentes policiales. En el caso del Huesca-Nàstic de la pasada temporada en Segunda, el precio fue supuestamente 200.000 euros. Así lo apunta la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional en los informes que desembocaron el pasado martes en la Operación Oikos, con la detención de una decena de personas por su supuesta implicación en la trama presuntamente encabezada por Raúl Bravo, exjugador internacional del Madrid. Ayer se presentó en una comisaría de Madrid y fue detenido un undécimo implicado, un jugador español que milita en un equipo indio. Quedó en libertad con cargos.
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