Los informes elaborados por la Policía Nacional durante la Operación Oikos contra el amaño de partidos en Primera y Segunda describen la trama desarticulada como una organización estructurada en tres niveles con funciones perfectamente delimitadas. En el nivel superior, que los investigadores denominaron “líderes de la organización”, sitúan a los exfutbolistas Carlos Aranda y Raúl Bravo. Según diligencias policiales a las que ha tenido acceso EL PAÍS, ambos “estarían encargados de captar jugadores, normalmente, profesionales, a los que encomendarían la labor de buscar los mejores tratos para predeterminar resultados de partidos de fútbol principalmente. Estas personas son las que aportan el dinero para la compra de jugadores”.
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