“Nunca debimos conceder esa falta. No tenía ningún sentido”, masticaba Fran Escribá tras el partido. Aquella imprudencia de Aidoo en el banderín de córner precedió a un saque mal defendido que dejó a Nabil Fekir solo en la frontal. El gol del Betis en el minuto noventa dejó al Celta en puesto de descenso y el puesto de trabajo de su entrenador pendiente de un hilo. La derrota aún dolió más porque el Celta había sido superior a su rival, buscó el triunfo y ni rascó el empate. Horas después del fiasco, ya en Vigo, Escribá se puso el chándal para dirigir una nueva sesión de entrenamiento. Al finalizar se conoció que desde la planta noble del club le habían dado un nuevo margen de confianza, seguramente el último. Escribá dirigirá al equipo el próximo domingo (18,30 horas, en Balaídos) contra el Getafe. Si no gana ese partido pocas excusas le librarán de tener que hacer las maletas.
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