Para la temporada 73-74, el fútbol español volvió a abrirse a la importación de extranjeros, cerrada desde 1962. El Levante, recién ascendido de Tercera a Segunda, dio la campanada con Carlos Caszely. Se trataba del mejor jugador de Chile, goleador del Colo-Colo, finalista de la Copa Libertadores y con sólo 23 años. Grau Torralba, un presidente audaz que acababa de llegar, quería a su club en Primera cuanto antes. Buscaba alguien de impacto y resolutivo. El Colo-Colo jugó en un partido de verano en Alicante y de allí le llamó un técnico de club: “Tenemos el hombre”.
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