“No podíamos seguir ahí. En Afganistán no hay derechos para las mujeres, no hay vida para las mujeres. Me cansé de llorar día y noche. Vivíamos con muchísimo miedo. Salíamos a boxear por las mañanas y no sabíamos si íbamos a volver a casa con vida por la noche”. Shabnam Rahimi tiene 26 años, es la tercera de cuatro hermanas y un hermano. Está sentada en el sofá del piso en el que vive en un barrio al sur de Madrid junto a su hermana Sadaf, de 24, que está a su lado. Se fugaron las dos de Afganistán en julio de 2016; sólo avisaron a sus padres. Nadie más de la familia, de los vecinos, de los amigos, de los compañeros y profesores de clase, sabía nada. Ni sabe. Todavía se creen que se han ido al extranjero a estudiar.
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