El mayor estudio científico sobre las secuelas del fútbol en el cerebro de los futbolistas nació de la muerte horrible de un gran goleador en la fiesta de cumpleaños de su hija. Sucedió el 19 de enero de 2002 cerca de Burton-on-Trent, en el centro de Inglaterra. Jeff Astle, nacido en Eastwood en mayo de 1942, tenía 59 años, pero según su hija Dawn, que cumplía 34, parecía que tenía 159: “No nos reconocía. Apenas hablaba. Estaba sentado a la mesa y si nos hubiéramos ido y hubiéramos regresado dos semanas después, todavía seguiría sentado allí”, recordaba ella en 2015. Y de repente, el horror: “Se ahogó hasta morir delante de toda su familia... mi familia, la familia de Claire y la de Dorice [sus otras dos hijas]... todos sus nietos”.
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