Se ajustaba Rafael Nadal los cordones de las zapatillas como si nada, después de otro ejercicio aparentemente rutinario que le condujo hacia los cuartos de final del Masters 1000 de París-Bercy, pero la noche había escondido antes un par de trampas. Ocurre que tal vez no haya un tenista que domine mejor las situaciones límite que él, espíritu de fuego y temple de acero. Trataba Stan Wawrinka de buscar el enredo y se fabricó el suizo un par de opciones cuando el partido todavía no se había desnivelado, en el primer parcial; apretó el suizo, viejo rockero venido a menos, aunque eternamente peligroso, y en dos ocasiones se encontró con la misma respuesta: el manotazo de Nadal a palma abierta. Veredicto: doble 6-4 a favor del balear, en hora y media de tenis, y choque hoy (20.30, #Vamos) con el galo Jo-Wilfred Tsonga en los cuartos.
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