En el peor partido del curso, el Levante, desorientado y sin carácter, se enredó en la madeja táctica de Pablo Machín y enterró su condición de invicto en el Ciutat de València, donde no perdía desde el 10 de marzo, sumando desde entonces cuatro victorias y seis empates en 10 partidos. Con el triunfo en el fortín de Orriols, el Espanyol, que minimizó el habitual pelaje ofensivo de los granota, abandona la condición de colista y toma oxígeno camino de su escalada.
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