El empate sin goles es un resultado que a veces dice mucho y a veces no dice nada. Lo mismo puede esconder una obra de arte que tapar las carencias de dos equipos sin ideas; las precauciones ante el miedo a la derrota. El que protagonizaron Alavés y Athletic es de estos últimos, en un partido tal vez lleno de incertidumbres, pero vacío de fútbol. Nadie hizo más méritos que el rival; nadie arriesgó más de lo razonable para ganar. El Athletic sigue allá abajo, pero un punto es un punto. El Alavés mira desde arriba y piensa que sumar no es malo.
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