La figura de Bale se agigantó en Abu Dabi. Siempre opaco en el apartado gestual, el galés es un libro abierto cuando las cosas le salen bien. Y ante el meritorio Kashima le fueron mejor que bien. Sus tres goles le valieron al Madrid para despejar una bola flotante y colocarse en la final del Mundial de Clubes en la que se enfrentará al Al Ain local, un equipo inferior al japonés, pero que ha demostrado sentirse muy cómodo en un torneo del que ya saldrá fortalecido. De lograr el título, sería el cuarto en el palmarés del Madrid, el tercero que sumaría de forma consecutiva, algo que ningún equipo ha logrado hasta el momento. Ningún otro tenía tampoco a Bale, que ya acumula seis tantos en este torneo (a uno de Cristiano), y solo se quedó sin marcar en la edición de 2016, en la que no participó por estar lesionado.
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