vendredi 21 décembre 2018

Iker Pou no tiene techo

El escalador Iker Pou “tiene un don”, asegura su padre, y lo dice en un tono sereno, como si reconocerlo fuese algo inevitable, la necesidad de expresar en voz alta una obviedad. En el año 2000, con apenas 23 años, Iker se convirtió en el tercer hombre en alcanzar el noveno grado en la escala de dificultad, algo así como si un atleta español bajase de los 9,80 segundos en los 100 metros lisos. Entonces, con la llegada del noveno grado, se destrozó una barrera psicológica para una actividad, la escalada deportiva, que nació en 1975 cuando un escalador alemán genial, Kurt Albert, empezó a pintar un punto rojo al pie de las vías que lograba escalar sin usar otra cosa que sus pies y manos y empleando los seguros y la cuerda solo para protegerse de las caídas. La primera vía dura que completó Albert (encadenar, en el argot de la escalada) tenía un grado de 7a…

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