El escocés Kenny Dalglish fue el último técnico que hizo al Liverpool campeón de Inglaterra. Fue en 1990. Aquella temporada se dio el gusto de calzarse las botas por última vez en el singular papel de entrenador-jugador que ejercía. Solía decir que “la gente más importante en el Liverpool son las personas que quieren estar aquí”. El mensaje recoge la formidable herencia de emblemas como Bill Shankly o Bob Paisley, y atraviesa el alma de varias generaciones de jugadores, técnicos y aficionados que han construido un fabuloso sentido de pertenencia basado en la particular identidad que se respira en Anfield y en la legendaria historia del club.
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