Cambiar de vida requiere una enorme voluntad, que a su vez puede exigir una leve maniobra. Se puede cambiar de vida de muchas maneras. A veces apenas precisas dejar tu equipo por otro, como hizo Cristiano Ronaldo, aunque eso implica cambiar de ciudad, país, amistades, número de teléfono, incluso ropa. Contaba Claudio Caniggia que en los ochenta y noventa a los extranjeros que fichaban por un club italiano el primer día los llevaban a vestirse bien. Italia era mucha Italia. Cuando Van Basten recaló en el Milán, por ejemplo, un día lo sorprendieron con traje y calcetines blancos. “Perdona, ¿qué es esto?”, le llamaron la atención los dueños del club.
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