Cientos de colombianos se acercaron al Camp Nou para ver de cerca al nuevo fichaje del Barcelona, al central Jeison Murillo (Cali, Colombia; 26 años), un cafetero que llega como refuerzo de invierno como ya hiciera en el curso anterior Yerry Mina, ahora en la zaga del Everton tras un buen negocio económico para la entidad azulgrana. El amarillo de las zamarras colombianas contrastaba con el atuendo atildado de Murillo, de traje y corbata, acompañado de su representante, Rocco Dozzini, también de su pequeña hija Celeste y el presidente Josep Maria Bartomeu. La ilusión, sin embargo, se disparó cuando salió al césped vestido de corto al tiempo que sonaban las notas del himno culer, dispuesto el futbolista a hacer unos toques, siempre con la sonrisa por delante. Gente no faltaba, pues en el estadio se celebraba Barçaland, que reunía juegos diversos con la pelota para los más pequeños; e ilusión tampoco, convencido el central de que peleará por un puesto en el equipo. “Estoy muy contento por la oportunidad y agradecido con Dios por abrirme la puerta más grande que hay en el fútbol. Es un sueño cumplido. Ahora solo queda trabajar y hacer las cosas bien y ponerme al tanto para que el mister pueda decidir”, expuso desde la sala Ricard Maxenchs, donde se presentó en sociedad.
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