Son 18 temporadas en la elite. Pasa el tiempo y Joaquín parece eterno. Con un físico privilegiado, el portuense, a sus 35 años, deslumbró ante el Málaga. Ya no juega pegado a la banda. La falta de velocidad le arrastra al centro, donde dibuja pases de calidad y hace disfrutar a sus compañeros con un fútbol excelente. Joaquín tocó y dribló, marcó un golazo de cabeza y se dejó la piel en el campo para que su Betis se impusiera al Málaga en un primer tiempo jugado a nivel excelente y un segundo donde los béticos tiraron más de oficio. Su carrera en la última jugada del partido tapando a Ricca define su implicación, remate a su fantástico partido.
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