Como es habitual, la Ryder comenzó con ventaja estadounidense, que se impuso en la tanda de foursomes (partidos entre parejas en los que los jugadores de cada equipo golpean alternativamente a la misma bola) iniciada tan pronto que la bruma del lago Hazeltine apenas dejaba ver el alba del campo de golf de Chaska (Minnesota), donde se jugará hasta el domingo el 41º enfrentamiento bienal entre el golf de Estados Unidos y el de Europa. Como no es tan habitual, Europa acabó a cero la mañana, y apagados sus jugadores, como conejitos con las orejas bajas, apabullados, cuando ya empezaba a calentar el sol del mediodía en un campo saturado de espectadores ruidosos como aficionados de fútbol, de esos que aplauden tanto el fallo del rival que el acierto del suyo.
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