Lewis Hamilton parece estar listo para la batalla que mantendrá teóricamente hasta la última vuelta de la última carrera de este Mundial de Fórmula 1 con Nico Rosberg, su compañero en Mercedes. A menos que la inercia que llevamos hasta el momento cambie de forma drástica, el británico, que se ha encasquetado las dos últimas coronas deberá pelearlo más esta vez, puesto que su vecino de taller se siente bien y no exhibe los costurones que acostumbraba a dejar al aire. Rosberg es consciente de que tiene una oportunidad única para inscribir su nombre en la historia del certamen, más allá de haberlo hecho ya como piloto de uno de los equipos más dominantes de siempre y como hijo de Keke, campeón del mundo en 1982.
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