El clásico añadió en la Supercopa de Vitoria un nuevo nombre a la ristra de leyendas. Se llama Tyrese Rice. Es un base liviano. Pulula con una banda de color blanco en la cabeza —ignorante del significado de los colores en estas lides— y es capaz de desconchar a la defensa más pintada. Y bien que lo sabía el Madrid, víctima de la eficacia y el talento de Rice en aquella final de la Euroliga de 2014 ante el Maccabi. El base de 28 años, fichado este verano por el Barcelona, repitió en su primer clásico, con 30 puntos y seis asistencias, y metió a su equipo en la final de la Supercopa, en la que se enfrentará al Gran Canaria.
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