Acuciado por la cercanía de los puestos de descenso y con una idea de juego sostenida por andamios, el Celta solventó la jornada con un triunfo, que no es poco botín si se considera que en las diez jornadas anteriores solo había cantado victoria en una oportunidad. El equipo gallego superó al Huesca (2-0) en el estreno en Balaídos del técnico Miguel Cardoso y se puso una tirita sobre unas heridas que todavía se atisban. No ganó con suficiencia, pero le sobró para acabar con cierto relajo ante un rival que sí parece abonado al fondo de la tabla, que partió mejor y debió aprovechar no solo su superioridad inicial sino el desconcierto que reinaba entre todo el celtismo. “El runrún no ayuda”, sentenció al final Iago Aspas. Obviamente fue él quien resolvió con dos goles que, al acanar el partido, le sitúaron al frente del pichichi empatado con Stuani y por delante de Suárez o Messi.
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