La estrella del momento en el baloncesto mundial era un apátrida hace seis años. Giannis Antetokounmpo, hijo de emigrantes nigerianos, nació en Atenas hace 24 años, pero hasta que cumplió los 18, en 2013, ni él ni sus cuatro hermanos obtuvieron la ciudadanía griega. Ahora es el flamante MVP, el mejor jugador de la temporada en la NBA, un título que solo había conseguido un europeo, el alemán Dirk Nowitzki en 2007. La paradoja es que aquel chaval que llegó a vender CDs y DVDs por las calles del difícil barrio de Sepolia en el que creció y que no hace tanto tiempo temía ser detenido porque carecía de pasaporte, mide 2,11 metros, pesa 109 kilos, puede jugar en todas las posiciones de la cancha y es una estrella en la NBA donde ha cumplido su sexta temporada con Milwaukee Bucks. Fue capitán junto a LeBron James de los equipos que compitieron en el All Star, y es una apuesta de máximo rango para Nike, que lo acaba de convertir en el primer jugador no estadounidense con una línea propia de zapatillas: las Air Zoom Freak 1, en las que, además de su logo y su nombre, lleva también inscrito el de su madre, los de sus hermanos, y el de su padre ya fallecido, además de la inscripción grabada en la suela ‘I am my father’s legacy’ (Soy el legado de mis padres).
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