Ni la faringitis que le persigue desde hace unos días, ni el control antidopaje sorpresa que le hace llegar tarde a su cita con la prensa es capaz de borrar la sonrisa instalada en la cara de Carolina Marín. “Ya sabéis cómo funciona esto“, se disculpa antes de repasar cómo está yendo la recuperación de la rotura del ligamento cruzado de su rodilla derecha. 148 días después de retirarse entre lágrimas de la final del Masters de Indonesia, la actual campeona olímpica, mundial y europea de bádminton enfila la recta final de un proceso que, como ella misma reconoce, está transcurriendo mejor de lo esperado.
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