Frente a aquellos que acuden a las montañas buscando un selfie, tirando de atajos, trampas y sosteniendo un discurso ridículo (véanse los pelotones esperando turno para hacer cima en el Everest, el Mont Blanc o el Aneto), se mantiene en pie un tipo de alpinista que únicamente acepta la dificultad. Todo tipo de dificultad. A los que abrazan semejante ética les avala la juventud, pero no solo eso: son deudores de la mejor tradición del alpinismo, aquel que crece a partir de incógnitas cuya resolución puede acabar en tragedia. Los catalanes Bru Busom (26 años) y Marc Toralles (36) acaban de repetir la Directa Eslovaca, una de las rutas más severas que conducen hasta la cima de Norteamérica: el Denali (6.194m, Alaska).
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