Marc Roca Junqué (Barcelona, 1996) tiene un aire a muchacho de posguerra con su tupé repasado al peine y su piel limpia y sin tatuar. Pocas veces un jugador transformó más el tono de una selección sub-21. Es el mediocentro revelación del torneo y se muestra ansioso por saltar al campo de Udine a pedir la pelota, en la final contra Alemania. Su mirada se ilumina cuando le invitan a explicar las complejidades de su particularísima posición en el campo de juego.
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