En el fútbol femenino no existen los milagros. No hay una Grecia como la de la Eurocopa de 2004 en Portugal, que sorprendió al mundo y peleó hasta la victoria final. España necesitaba más que un milagro ayer para hacer una gesta parecida y eliminar a la selección que más ha ganado en el fútbol (tres Mundiales y semifinalista en las otras cuatro ediciones en las que ha participado). Estuvo cerca de obrarlo. La Roja se batió como una jabata, luchó, se sobrepuso rápido al tempranero 0-1 y puso contra las cuerdas Estados Unidos. Pero se quedó en la orilla. Con el sabor más amargo.
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