A Sebastian Vettel le encanta el más difícil todavía o al menos eso es lo que parece. Esa es la lectura más lógica si uno tiene en cuenta los cuatro dobletes que acumula Mercedes desde 2014 y la progresión de Ferrari a lo largo de todo este tiempo. Nunca en la historia de la tecnología híbrida en el Mundial de Fórmula 1 la Scuderia había estado tan cerca de la marca de la estrella como en este momento, en el que los coches rojos demuestran ser capaces de medirse de frente con las Flechas de Plata. En esas circunstancias resulta difícil explicar que el alemán, que hace 15 días recuperó en Montreal el liderato de la clasificación, cometiera un error de cálculo como el de este domingo en Paul Ricard (Francia).
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