El guión de la película que protagoniza Essam El Hadary desde que hace 25 años debutó en el fútbol profesional escribió en Volgogrado un capítulo singular. Nadie se atreve a asegurar que sea el último. Tampoco él. En el partido que su selección, Egipto, disputó a Arabia Saudí se convirtió en el jugador de más edad en disputar un partido del Mundial. Con 45 años y 161 días, el guardameta El Hadary deja atrás la plusmarca que detentaba otro colega bajo palos, el colombiano Faryd Mondragón que jugó seis minutos en el pasado campeonato en Brasil cuando hacía tres días que había cumplido los 43. Pero la presencia de El Hadary fue algo más que testimonial: desvió el lanzamiento de un penalti y mantuvo un excelente tono en el partido, insuficiente para que evitar el triunfo de Arabia (2-1). Por momentos honró el apodo por el que se le conoce en su país, donde El Hadary es La Gran Presa porque si la de Asuán es capaz de detener el Nilo, él se dedica a parar balones. En la tierra de los faraones siempre han virado hacia lo grandioso. Arabia marcó en la última acción del partido y Egipto se va con varias vías de agua, y con tres derrotas, del campeonato.
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