El 19 de junio de 2008, inmediatamente después de ganarle a Grecia (2-1) en el último partido de la fase de grupos del Europeo de 2008, Luis Aragonés abandonó el estadio de Salzburgo criticando el partido de España porque entendió que había jugado demasiado en largo, demasiado directo, demasiado rápido buscando al punta Dani Güiza. “He puesto futbolistas para tener el balón y lo hemos regalado”, se quejó en el camerino; “¡esa es nuestra forma de jugar y no debemos cambiar!”.
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