Cuando la parafernalia ni asomaba en el fútbol, Argentina y Francia se estrenaron como mundialistas en Uruguay 1930. En los europeos mandaba Lucien Laurent (autor del primer gol de los bleus en una Copa del Mundo); en la Albiceleste, Guillermo Stabile, máximo artillero en Uruguay con ocho dianas. Hoy en Kazán (16.00, Cuatro), Francia y Argentina se vuelven a encontrar. Ya no manda un empleado de la Peugeot como Laurent ni un actor como Stabile. La Albiceleste se refugia en un cacique sigiloso como Messi; Francia, en el carismático Griezmann, tan cerca del gol como de las bromas.
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