“Una montaña rusa”. Así definió Joaquim Löw el partido contra Suecia. Alemania ganó 2-1 con un gol de Toni Kroos en el minuto 95. El centrocampista del Madrid, al que Luka Modric dice que si pudiera le robaría la frialdad en el pase, debe ser el único que no tiene vértigo ni siquiera subido a una montaña rusa. Mientras desde el banquillo Hummels le gritaba que centrara, Kroos colocó la falta de rosca y pegada al palo. Con la frialdad, precisión y jerarquía que le caracterizan. Reus, que había marcado el 1-1, le pidió el balón, la quería lanzar él. Le dijo que era capaz de marcar pese al poco ángulo y a la barrera. “Le dije que no estaba convencido. Luego nos decidimos por una combinación que permitiera abrir el ángulo de tiro…”, confesó el héroe de Alemania. Mientras su selección se asomaba al abismo de la posible eliminación, Kroos tuvo la sangre fría de pensar la jugada y ejecutarla con precisión de cirujano. Fue, junto con el de su compañero madridista Luka Modric, uno de los goles más bonitos del Mundial.
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