Es un hecho que los tenistas actuales perduran más que antes en el circuito. Y que esto conlleva tener que conciliar la vida profesional con la familiar, tarea que no siempre resulta fácil. Imagino que para David Ferrer será más costoso a partir de ahora ausentarse por largas temporadas y ver menos a su bebé y a su mujer. No pasa solo en esta profesión, claro está, y además no es motivo de queja. El hecho requiere más reflexión, sin embargo, cuando esta circunstancia afecta a las tenistas.
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