Las prestaciones exhibidas por McLaren este fin de semana, en Francia, confirmaron la deriva que mostró el equipo británico ya desde los ensayos de pretemporada. No solo dentro de la pista y con el cronómetro en mano, sino también por las decisiones que se han ido tomando últimamente, como el fulminante despido de Tim Goss, su director técnico, con el campeonato en marcha. Que ni Fernando Alonso ni Stoffel Vandoorne fueran capaces de superar el corte de la primera criba de la cronometrada (Q1) en Paul Ricard era algo que no ocurría desde 2017 (Azerbaiyán), cuando la estructura de Woking todavía equipaba sus coches con las unidades de potencia Honda. La victoria de Alonso en las 24 Horas de Le Mans una semana antes no hace más que subrayar el contraste con la tendencia negativa que sigue la segunda escudería con mejor palmarés de la historia de la Fórmula 1.
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