No hay oficio más universal que el de seleccionador de fútbol, por más que todos estemos en el paro salvo uno. En el caso español, Vicente del Bosque, sobre el que pesa la responsabilidad de elegir, y sobre el que recae la lluvia ácida tras cada lista. Incluso esta vez, cuando se debate sobre la presencia de Bellerín y Lucas Vázquez y las ausencias de Isco y Saúl. Sorprende el eco de la controversia puesto que ninguno de los descartes, pese a ser muy buenos futbolistas, estaba destinado a formar parte del espinazo central de un equipo en el que habitan por su zona Busquets, Bruno, Iniesta, Silva, Cesc, Koke, Thiago, que no son precisamente unos descamisados.
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