Después del desbarajuste, de que la lluvia obligase a suspender más de 30 partidos el martes y más de 40 ayer, miércoles, las nubes se tomaron un respiro durante la mañana de este jueves londinense. A pesar de la tregua continuaron ahí, oteando desde las alturas todo lo que ocurría en Wimbledon, y lo que presenciaron fue una despedida prematura, en la segunda ronda, que no entraba en los planes de David Ferrer. El alicantino, apeado por Nicolas Mahut (6-1, 6-4 y 6-3, después de 1h 58m), se marchó cabizbajo de un escenario que nunca se le ha dado especialmente bien, como a la gran mayoría de los tenistas españoles, pero esta vez la cosa fue bien distinta.
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