Para la entrenadora de baloncesto Pat Summitt, el baloncesto era un reflejo de la vida y la vida un partido de baloncesto. Lo importante no era ganar o perder sino perseverar, levantarse cuando caía y esforzarse por desplegar lo mejor de uno mismo. A los 64 años, el árbitro ha pitado y el partido de Pat ha finalizado. La entrenadora ha muerto este martes de madrugada, pero el marcador muestra una clara victoria que su último rival, el Alzheimer, no ha podido borrar.
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