Una Italia brava, concienzuda y muy aplicada cerró el gran ciclo de la selección española. Esta vez no fue el estruendoso batacazo del Mundial de Brasil, donde se gripó desde el suspiro inicial. En Francia, La Roja cayó (2-0) porque enfrente tuvo a un rival que fue mejor, mucho mejor, durante el primer tiempo. En ese periodo destiñó por completo a España, pálida y acogotada. La decidida respuesta tras el descanso no alcanzó a los de Vicente del Bosque, cuando Buffon fue el gran De Gea del primer acto. Al menos, al contrario que en Brasil, España tuvo un segundo aire y se bajó del trono europeo con el honor de quien lo intentó con ahínco hasta el último momento.
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