Pasa por la zona mixta con un paso cadencioso que recuerda a una estrella de rap, impresión que refuerza con sus deportivas de última moda, calcetines bien subidos, pantalones cortos y holgados, además de la capucha que esconde las rastas que le caracterizan. Entre sorbos de Powerade azul descorcha su sonrisa y tras la figura del jefe de prensa admite cada pocos metros: “No me dejan hablar, de verdad. Ya lo hice antes”. Los micros y las grabadoras se retiran. Y Renato Sanches (Lisboa; 1997) sigue su camino hasta el autobús de Portugal. Cualquiera diría que tiene 18 años y que ha sido el mejor frente a Croacia en los octavos de la Eurocopa. Pero es que desde hace unos meses su vida va a mil revoluciones por hora. “Cuando tiene el balón no se nota su juventud. Físicamente y mentalmente está más que preparado”, defiende António Sousa, exmedio del Oporto que participó en la eléctrica selección de Chalana que en 1984 alcanzó las semifinales del torneo. “Si me dan la oportunidad, daré el máximo porque me siento capaz de jugar. Pero es el entrenador quién debe decidir y respeto su opinión”, resuelve Renato sin complejos.
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