Es de esos jugadores que uno prefiere tener en su equipo o bien lejos. Duro en el choque e infatigable en su tarea de robar balones, Grzegorz Krychowiak (Gryfice; 26 años) dignifica a su profesión con trabajo y más trabajo. Así lo expresa desde la medular de Polonia, equipo que esta noche se mide a Suiza (15.00 horas) en los octavos de final. También juega en el Sevilla y por eso habla castellano con el inconfundible acento andaluz. Atendió a EL PAÍS desde La Baule, a orillas del océano Atlántico, donde está concentrada su selección.
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