En un día clave, España se llevó un azote sonoro cuando menos lo esperaba. Llegó a Burdeos con merecidos elogios, le valían dos de los tres resultados para ser primera de grupo, se plantó con su equipo titularísimo, dio con un gol antes de los diez minutos y hasta tuvo un penalti que no lo era con el partido empatado. Ni así, lo falló Sergio Ramos y poco después Perisic, estupendo jugador, dio la puntilla a los españoles. Todos se quedaron como estalactitas. El pasado, tan reciente como prometedor, se fue al garete. De repente, Croacia, un buen equipo, dejó fulminada a España, abatida, sin explicarse semejante contratiempo. Y el asunto no es menor. Lejos de despejarse el camino como líder del grupo, lo que le espera en esta Eurocopa, sea el recorrido que sea, es crudo, muy crudo. De momento, el lunes le espera Italia en París. Por ese lado del cuadro circulan también Francia, Alemania e Inglaterra. Las sensaciones, como van y vienen, ya no serán las mismas y la confianza, tampoco. Ahora, el enredo es mayúsculo, mientras a los croatas les espera un tercer clasificado.
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