Kevin de Bruyne tiene cara de pillo, pero dicen que es muy formal, tanto que resulta incluso algo soso. En el vestuario es callado y modosito, pero sobre el césped no para, dinámico como pocos jugadores. “Parece que tenga poco y lo tiene todo. Puede jugar en tres posiciones, por detrás del punta o en las dos bandas. Tiene mucha dinámica, y su fútbol es directo, de área a área. El tiempo dirá qué le dará al Manchester City, que puede ser mucho”, dice Pellegrini, que añade: “Cuando le pega a la pelota, ¡la revienta!”, dice el entrenador chileno. Y aunque mete goles, el belga no es un goleador, porque pasa más que marca. “Me gusta el gol, pero no soy Suárez”, dice él. “Me gusta jugar para los demás”. Resulta que a estas alturas ya le ha regalado dos tantos históricos al City, ante el PSG, que han servido para clasificar por vez primera a los cityzens para una semifinal de la Champions.
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