"Cualquiera de los que entra desde el banquillo es igual o mejor que los que salen del campo". Lo dijo Simeone en sala de prensa después de derrotar al Bayern de Múnich (1-0) gracias a un memorable gol de Saúl, y lo dijo seguramente dentro del vestuario antes de que comenzara el partido. Lo dijo no solo porque lo cree, sino porque esa era la manera de mantener en tensión a un equipo que aunque quisiera dar la imagen de contenido, debía considerar a todos los rivales por igual. Porque de hacerlo así no sería necesario ponerle cara a ninguno y al superar a uno los demás caerían detrás. Ocurrió, no sin sufrimiento, y gran parte de culpa tienen los números.
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