El Sevilla se tambaleó en Ucrania. Resurgió luego de forma majestuosa. De la mano de un gran Banega, dueño y señor del juego, y de un fantástico Vitolo, decisivo en los dos goles, el campeón volvió a demostrar su clase para dar el primer paso en busca de la ansiada final de Basilea. El 2-2 es un excelente resultado. Sobre todo, porque se logra ante un buen rival, como es el Shakhtar, plagado de grandes jugadores y muy peligrosos con espacios. También, porque el Sevilla obró con una estupenda madurez. Es el oficio que emana del campeón, que se sobrepuso a un primer tiempo donde le tocó sufrir de lo lindo, también a la escalofriante lesión de Krohn-Dheli, que se partió la rodilla.
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