La era de los monoplazas de Fórmula 1 descubiertos tiene los días contados. Eso al menos es lo que considera Daniel Ricciardo, el piloto al que Red Bull dio la oportunidad de presentar en sociedad la propuesta del equipo energético para capotar el coche y tratar de limitar la posibilidad de que el conductor reciba un impacto directo de cualquier objeto. En este caso, la apuesta de la escudería de Milton Keynes no tiene nada que ver con el halo que Ferrari estrenó en los últimos ensayos de pretemporada, en Montmeló, y que despertó una alud de críticas, especialmente por su rudimentaria estética. Este modelo está fabricado en un policarbonato muy similar al que se emplea en las cubiertas de los cazas de combate, y su estructura es de fibra de carbono reforzada.
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