Sonreía Rafael Nadal, bronceado, con unos náuticos y un polo rojo, en sintonía con el nuevo coche que le proporcionó su firma comercial y que descansaba a su lado durante el acto que reunió a la prensa ayer, a primera hora de la mañana, en el hotel Palace de Madrid. Gesto amable y risueño del tenista, que después de mucho tiempo vuelve a ganar y a disfrutar, a sonreír, ayer también, hasta que un periodista expulsó un par de palabras que le hicieron torcer el gesto y elevar una ceja: Roselyne Bachelot.
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