Una vez terminado el festival goleador del Barcelona frente al Valencia, Luis Suárez fue a buscar la pelota del partido. Un premio incuestionable para el uruguayo, que con su póker de goles se había ganado el derecho llevarse el cuero a su casa en Castelldefels. Sin embargo, resulta que su vecino y amigo, Leo Messi, había firmado un hat-trick y se estaba yendo del Camp Nou con las manos vacías. El delegado del Barça, Carlos Naval, salió rápido al cruce y le tiró un esférico a la Pulga. Uno más para el rosarino que ya tiene 37 pelotas en sus vitrinas (34 por sus tres goles o más que marcó con la camiseta azulgrana y tres por sus tripletes con La Albiceleste). Después, ya una vez en el vestuario y sin camisetas, las redes sociales se encargaron de perpetuar la imagen del 9 y el 10. Cada uno con un balón, por supuesto.
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