En el último derbi madrileño, el de la primera vuelta de Liga en el Vicente Calderón, la situación de Atlético y Real Madrid era muy diferente a la actual. Mientras el Real Madrid era entrenado entonces por Rafa Benítez y se encontraba en una etapa de cambio y crecimiento que nunca llegó a terminar; el Atlético de Simeone estaba también lejos de lo que es ahora, inmerso en una mutación de juego que el entrenador argentino descartó poco después para volver a los hábitos que le hicieron campeón. Decía José Sámano en la crónica de aquel día que los dos eran “equipos de autor aún con más sombras que luces”. Simeone quería un Atlético más fino, de más calidad y de mejor trato del balón; no lo consiguió. Benítez buscaba un Real Madrid basado en el equilibrio y en la eficiencia defensiva; tampoco lo consiguió.
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