Fútbol, el Athletic puso poco, el que le queda en estos momentos, en tanto llegue su remineralización, pero nadie pudo moverse de San Mamés hasta que el árbitro pitó el final. Cuando se asomaba la prórroga, cuando el Olympique jugaba al fútbol por obra y gracia de un muchacho talentoso, Cabella, que todo lo hacía bien, llegó el gol de Sabin Merino en la única jugada que hilvanó el Athletic en todo el partido. Un gol que hacía valer el obtenido en la ida y le daba al Athletic el pase a la siguiente eliminatoria. Se frotaba los ojos el Marsella para intentar despertar de una pesadilla que nublaba su buen fútbol. Y se los frotaba el equipo de Valverde que apenas dio dos pases en todo el encuentro y sin embargo se llevó el gato al agua. Justo o no justo, fue lo que ocurrió y en las eliminatorias la regularidad tiene poco peso específico. Al borde del infarto, el corazón rojiblanco volvió a latir cuando las pulsaciones del Olympique repicaban en San Mamés como tambores de guerra.
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