Con unos Juegos Olímpicos en cinco meses, Carolina Marín (Huelva, 22 años) no tiene tiempo para nada más que entrenar. Su semana, salvo el sábado por la tarde y el domingo, transcurre entre la pista de bádminton, el fisioterapeuta y el gimnasio. Es el precio de intentar colgarse un oro en Río y de mantener su condición de número uno. Luce dos tatuajes, uno en su muñeca izquierda con los anillos olímpicos y otro en el pie con su nombre en tibetano. “Estoy muy orgullosa de que mis padres me pusieran el nombre de una de mis abuelas”, explica al concluir la entrevista.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/1XTNVZK
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire