Hay victorias que tienen el perfume del entrenador. También derrotas. Seguramente, ocurrió lo que Ernesto Valverde, técnico del Athetic, esperaba: desgastar al Valencia con una primera mitad muy física y muy hueca, jugar sin delantero centro, nada de falso nueve y sí cuatro centrocampistas por delante de los dos medios centros y finalmente ir incorporando a los jugadores protegidos, o sea Aduriz y San José, para pisar el acelerador y saltarse todos los peajes, que ciertamente en el centro del campo del Valencia eran muy pocos. Todo le salió bien a Valverde aunque fuera por obra y gracia de la magia en siete minutos.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/1Lo0pXL
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire